La espectacularidad de máscaras y vestimentas, pero sobre todo de las acciones en los combates de una función de lucha libre podrán ser apreciadas fuera del ring.
Héroes y villanos que han formado parte de los principales carteles de arenas como la México son los protagonistas de una exposición fotográfica titulada Pasión y riesgo, la cual se exhibe a partir de hoy y hasta el 21 de septiembre en las instalaciones de la Galería José María Velasco.
Se trata de una selección de retratos hechos en estudio y de fotos que he tomado alrededor de un ring durante una función de lucha libre; son resultado de más de 23 años de trabajo en este campo, todas las fotos son en color, en técnicas de diapositiva y digital”, detalla Rosalío Vera, autor de las imágenes de la exposición.
Con formación de fotógrafo cinematográfico, carrera que estudió en el Centro de Estudios Cinematográficos de la UNAM, Rosalío Vera ha sido testigo a la largo de estos años de la evolución que ha registrado este deporte, la cual lo ha llevado a la conquista de nuevos públicos.
“En el Consejo Mundial de Lucha Libre, así como en la Arena México, han cambiado muchas cosas. Técnicamente, la lucha ha evolucionado, ahora hay muchos vuelos, es más espectacular y las llaves no son estáticas como antes, hay más movimiento. Por eso, retratar a un luchador en plena acción se vuelve todo un reto. Ahí sólo es un instante el bueno para la foto”.
Otro de los grandes cambios registrados en las imágenes de Rosalío Vera y que dieron la pauta para que nuevos públicos se acercaran a las arenas de lucha libre fue la prohibición a los luchadores de que sangraran.
“Antes, en todas las funciones había sangre, ellos mismos se mordían la frente pero por cuestiones de salud y también de marketing se prohibió esta práctica. Muchas empresas, que querían ser patrocinadoras, no lo hacían por esta causa. A partir de entonces creo que se volvió un espectáculo más familiar y para todas las clases sociales.”
Héroes, villanos, musculosos, enmascarados, minis, divos y damas del ring han desfilado por la lente de este fotógrafo, aceptando incluso la invitación a ser retratados en un estudio.
“La fotos en estudio –relata Vera– han sido otro reto. A la mayoría no le gustaba mucho, pero poco a poco las cosas han cambiado. En una sesión de estudio normalmente los dejo hacer lo que quieran: ellos posan y posan, cuando se les acabaron las poses pongo a los luchadores a realizar escenas de cómics y de superhérores, entonces se van soltando y salen cosas interesantes. En una sesión he llegado a tomar 300 fotos.”
El fotógrafo no sólo ha sido testigo de importantes combates, también ha sido protagonista de encuentros en los que ha salido seriamente lastimado. “
En una ocasión un luchador le aventó a otro una caja de madera, arriba del ring; el que la recibió la aventó hacia fuera del pancracio y de una altura de tres metros me cayó en un pie, rompiéndome un tendón que me mantuvo seis meses en cama.”
Este año el Consejo Mundial de Lucha Libre conmemora 75 años de que se instituyeran las funciones de lucha libre en México, y en este contexto Rosalío Vera llega acompañado de rudos y técnicos en esta muestra en la que se conocerá un poco más de la personalidad de cada uno de estos personajes. “
En Pasión y riesgo se puede ver mucho de lo que encierra un luchador.
Cada uno, en lo que hace, es único; por ejemplo, nadie hace los vuelos como Místico, pero nadie maneja al público como el hijo del Perro Aguayo y nadie hace las posicione de Superhéroe que Dr. Wagner”, finaliza el fotógrafo. La profesionalización
En su andar por revistas como Espectacular de lucha libre, Arena, Súper Luchas, Luchas 2000, Guerreros del Ring y Box y Lucha, Rosalío Vera se ha encontrado con la falta de fotógrafos especializados en este deporte.
“La mayoría de medios impresos que cubren la lucha libre mandan a fotógrafos que por lo regular cubren otros deportes y no tienen idea de cómo se desarrolla una función de lucha libre. Vemos fotos donde se levanta la mano del triunfador, pero poco de lo que fue la lucha”,
subraya. Además reconoce que muchas de las revistas especializadas trabajan con fotógrafos que llegaron a esas publicaciones “porque el destino los puso ahí. Muchos fueron mensajeros o ayudantes que aventaron al ruedo como fotógrafos porque había que sacar el trabajo, desgraciadamente pocos han sido los que se han esforzado por hacer un trabajo profesional y de buena calidad”.
Héroes y villanos que han formado parte de los principales carteles de arenas como la México son los protagonistas de una exposición fotográfica titulada Pasión y riesgo, la cual se exhibe a partir de hoy y hasta el 21 de septiembre en las instalaciones de la Galería José María Velasco.
Se trata de una selección de retratos hechos en estudio y de fotos que he tomado alrededor de un ring durante una función de lucha libre; son resultado de más de 23 años de trabajo en este campo, todas las fotos son en color, en técnicas de diapositiva y digital”, detalla Rosalío Vera, autor de las imágenes de la exposición.
Con formación de fotógrafo cinematográfico, carrera que estudió en el Centro de Estudios Cinematográficos de la UNAM, Rosalío Vera ha sido testigo a la largo de estos años de la evolución que ha registrado este deporte, la cual lo ha llevado a la conquista de nuevos públicos.
“En el Consejo Mundial de Lucha Libre, así como en la Arena México, han cambiado muchas cosas. Técnicamente, la lucha ha evolucionado, ahora hay muchos vuelos, es más espectacular y las llaves no son estáticas como antes, hay más movimiento. Por eso, retratar a un luchador en plena acción se vuelve todo un reto. Ahí sólo es un instante el bueno para la foto”.
Otro de los grandes cambios registrados en las imágenes de Rosalío Vera y que dieron la pauta para que nuevos públicos se acercaran a las arenas de lucha libre fue la prohibición a los luchadores de que sangraran.
“Antes, en todas las funciones había sangre, ellos mismos se mordían la frente pero por cuestiones de salud y también de marketing se prohibió esta práctica. Muchas empresas, que querían ser patrocinadoras, no lo hacían por esta causa. A partir de entonces creo que se volvió un espectáculo más familiar y para todas las clases sociales.”
Héroes, villanos, musculosos, enmascarados, minis, divos y damas del ring han desfilado por la lente de este fotógrafo, aceptando incluso la invitación a ser retratados en un estudio.
“La fotos en estudio –relata Vera– han sido otro reto. A la mayoría no le gustaba mucho, pero poco a poco las cosas han cambiado. En una sesión de estudio normalmente los dejo hacer lo que quieran: ellos posan y posan, cuando se les acabaron las poses pongo a los luchadores a realizar escenas de cómics y de superhérores, entonces se van soltando y salen cosas interesantes. En una sesión he llegado a tomar 300 fotos.”
El fotógrafo no sólo ha sido testigo de importantes combates, también ha sido protagonista de encuentros en los que ha salido seriamente lastimado. “
En una ocasión un luchador le aventó a otro una caja de madera, arriba del ring; el que la recibió la aventó hacia fuera del pancracio y de una altura de tres metros me cayó en un pie, rompiéndome un tendón que me mantuvo seis meses en cama.”
Este año el Consejo Mundial de Lucha Libre conmemora 75 años de que se instituyeran las funciones de lucha libre en México, y en este contexto Rosalío Vera llega acompañado de rudos y técnicos en esta muestra en la que se conocerá un poco más de la personalidad de cada uno de estos personajes. “
En Pasión y riesgo se puede ver mucho de lo que encierra un luchador.
Cada uno, en lo que hace, es único; por ejemplo, nadie hace los vuelos como Místico, pero nadie maneja al público como el hijo del Perro Aguayo y nadie hace las posicione de Superhéroe que Dr. Wagner”, finaliza el fotógrafo. La profesionalización
En su andar por revistas como Espectacular de lucha libre, Arena, Súper Luchas, Luchas 2000, Guerreros del Ring y Box y Lucha, Rosalío Vera se ha encontrado con la falta de fotógrafos especializados en este deporte.
“La mayoría de medios impresos que cubren la lucha libre mandan a fotógrafos que por lo regular cubren otros deportes y no tienen idea de cómo se desarrolla una función de lucha libre. Vemos fotos donde se levanta la mano del triunfador, pero poco de lo que fue la lucha”,
subraya. Además reconoce que muchas de las revistas especializadas trabajan con fotógrafos que llegaron a esas publicaciones “porque el destino los puso ahí. Muchos fueron mensajeros o ayudantes que aventaron al ruedo como fotógrafos porque había que sacar el trabajo, desgraciadamente pocos han sido los que se han esforzado por hacer un trabajo profesional y de buena calidad”.
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