El Luchador: Deportista e Interprete

martes, 26 de agosto de 2008

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El Luchador: Deportista e Interprete
Editorial: Cesar


“El aficionado a ultranza de la lucha libre únicamente va a tomar la porción de realidad de dicha actividad para asegurar que toda ella es verdadera, mientras que el detractor a ultranza, hará lo contrario, tomara la parte ficticia de la lucha libre para asegurar que toda ella es falsa.”

Desde hace muchos años existe la discusión sobre en donde se debe de ubicar al luchador, en el deporte o en el espectáculo, de hecho, esa disyuntiva se ha planteado en las editoriales de los periódicos, en donde la lucha libre ha sido cubierta en la sección de espectáculos –boom de los noventas- y en la sección deportiva –época actual- *Con excepción de La Afición.

Las posturas que he podido escuchar acerca del tema, tienen que ver con un punto en común, la radicalización de las ideas. Las posturas más comunes son dos, una de no aficionados a la lucha libre y una de aficionados a la lucha libre –pero poco enterados de la realidad de la misma- En el primer grupo se encuentran aquellos que dicen “si son luchadores, tienen que saber luchar en una competencia real, si no pueden competir, no son deportistas y no merecen ser llamados como tales”, son unos payasos que se ostentan como algo que no son, si quieren llamarse luchadores o deportistas, que lo demuestren compitiendo” y en contraparte “por supuesto que son luchadores, si tienen duda, súbanse a un ring, a ver si es cierto que la lucha es falsa”. Las anteriores son las posturas más comunes, y sobra decir que no habría conflicto alguno si se hiciera y aceptara una división: el espectáculo deportivo predeterminado llamado la lucha libre y el deporte de competencia llamado lucha libre –y similares-.

La lucha libre -espectáculo deportivo predeterminado- no se rige por un sistema de competencia deportiva, se rige por un sistema de jerarquías en el que influyen desde el imán taquillero de un luchador, su potencial mediático, su peso dentro de la industria, sus años dedicados a la misma y su habilidad técnica –no determinante-. La lucha libre escoge a sus campeones, los selecciona a conveniencia, no es regla general que se premie al mejor exponente de cada división –deportivamente hablando- se le concede la faja a aquel elemento que se cree puede beneficiar a la industria. Lo anterior abruma tanto al poco instruido aficionado a la lucha libre como al detractor radical, al primero le cuesta trabajo entender que la lucha libre no es un deporte al 100%, sino que también es un espectáculo predeterminado, mientras que el segundo es celoso del termino “deportista” y no va aceptar que alguien que no pertenezca a un medio competitivo se haga llamar luchador, mucho menos deportista. El detractor irracional de la lucha libre, aunque lo pregona, no lo entiende, ellos dicen; “la lucha libre no es un deporte”, pero a pesar de hacer tal afirmación, de forma incongruente, siguen exigiendo que los luchadores se rijan bajo lineamientos deportivos y ofrezcan resultados de excelencia fuera de la lucha libre –en todos los casos la exigencia debiera ser en la propia lucha libre-.

Las características de la lucha libre permiten que el campeón de dicha disciplina pueda ser desde un dechado de virtudes técnicas -Lou Thez, Chris Benoit, Alfonso Dantés- hasta un personaje puramente carismático -Hulk Hogan, The Ultimate Warrior, El Cibernético, Místico, Jhonn Cena, etc-. En ninguna competencia deportiva se premia al carisma puro, hay casos como el de la tenista Anna Kournikova –una tenista menos que mediocre- que pudo ser un fenómeno publicitario gracias a su belleza-, pero que su nivel deportivo no le daba más que para salir derrotada en cada competencia en donde se paraba, el deporte le dio su lugar a la Kournikova –ser eliminada una y otra vez-, mientras que en la lucha libre ella hubiera sido campeona hasta que saliera una joven más bella y carismática.

Comentario al margen, en los deportes de apreciación influye seriamente el carisma y pertenecer al país sede, pero a pesar de historias de robos, siempre esta latente el factor deportivo, un boxeador puede robar en las tarjetas, pero si es puesto fuera de combate antes de llegar a la decisión de los jueces, no abra poder humano que evite su derrota, lo mismo en clavados, gimnasia y otros deportes en donde influya la apreciación subjetiva de un grupo de jueces. En otros casos como el fitness y físico constructivismo, cuando sucede, es muy difícil evitar una decisión predeterminada, pero ojo, esta no es consentida por el resto de competidores, tal y como sucede en la lucha libre.

(continuara...)

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