Van dando sentido a las frases que el público aporta desde el inicio, esto más que una limitación, supone un importante reto para la imaginación de los guerreros del ring.
La mecánica es sencilla: el réferi establece una serie de restricciones con las cuales los contendientes tendrán que actuar, representar, inventar, estructurar una historia surgida de un mínimo argumento, esas frases ya mencionadas ¿Lo logran? Casi siempre, sólo que algunos con más eficacia que sus contrarios.
A la par, estos luchaimprovisadores, se retan a golpes y muestran evoluciones dignas de los mejores representantes del mexicanísimo deporte de los encordados.
Al final, de cada caída (tres de cinco y no dos de tres, como dicta la tradición) a partir de un rápido sistema de conteo --rudos, puño cerrado; técnicos, palma abierta --, el réferi hace la suma para adjudicar vencedor en sólo unos segundos; un sistema mucho más confiable del que puede presumir el muy devaluado e inverosímil IFE.
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